Es el título de un artículo de Durao Barroso en El País, cuyo texto me encuentro en la web de La Fracción Trotskista. Un planteamiento cargado de sentido común y cierto aire nostálgico de una época, que quizás convenga evocar; por su vocación de universalidad y la libre circulación de la información, el conocimiento y las ideas. es posible que debamos volver por un momento a nuestros orígenes para recuperar el papel que nos corresponde. Os dejo con los primeros párrafos del artículo de marras para invitaros a una lectura tranquila cuando tengáis un rato.
"En Europa, la libre circulación de ideas y conocimientos no tiene la dimensión europea que tuvo en otra época.
Si volvemos la vista varios siglos atrás, a la época en que comenzaban a surgir las grandes universidades europeas, nos encontramos con un mundo sin barreras nacionales; un mundo donde la avidez de conocimientos y una lingua franca accesible permitieron que los grandes pensadores recorrieran Europa de un extremo a otro para trabajar y aprender juntos.
Hoy la situación es muy distinta. En el sector público, la mayoría de la investigación está dirigida por programas nacionales, sin apenas coordinación a nivel europeo, que conducen al despilfarro de recursos y a la fragmentación. La inversión pública y privada en investigación y enseñanza superior es insuficiente y nos impide competir para atraer y retener a las personas más valiosas. Las normas nacionales limitadas y las exigencias de la Seguridad Social penalizan la carrera de los jóvenes científicos que intentan ampliar su horizonte. Y los procedimientos burocráticos que se aplican a la investigación han resultado desesperantes para muchos científicos que estaban dispuestos a explorar los límites del conocimiento.
Las consecuencias de todo ello no son positivas. El triángulo del conocimiento formado por la educación, la investigación y la innovación es clave para impulsar el incremento de la productividad. Se puede afirmar sin exageración que la búsqueda continua del saber y los descubrimientos ha definido los valores, el alma y la identidad de Europa. Dicha búsqueda ha permitido que Europa compita con éxito en la escena mundial ofreciendo calidad frente a la mano de obra barata o la abundancia de recursos que otros ofrecen. "
"En Europa, la libre circulación de ideas y conocimientos no tiene la dimensión europea que tuvo en otra época.
Si volvemos la vista varios siglos atrás, a la época en que comenzaban a surgir las grandes universidades europeas, nos encontramos con un mundo sin barreras nacionales; un mundo donde la avidez de conocimientos y una lingua franca accesible permitieron que los grandes pensadores recorrieran Europa de un extremo a otro para trabajar y aprender juntos.
Hoy la situación es muy distinta. En el sector público, la mayoría de la investigación está dirigida por programas nacionales, sin apenas coordinación a nivel europeo, que conducen al despilfarro de recursos y a la fragmentación. La inversión pública y privada en investigación y enseñanza superior es insuficiente y nos impide competir para atraer y retener a las personas más valiosas. Las normas nacionales limitadas y las exigencias de la Seguridad Social penalizan la carrera de los jóvenes científicos que intentan ampliar su horizonte. Y los procedimientos burocráticos que se aplican a la investigación han resultado desesperantes para muchos científicos que estaban dispuestos a explorar los límites del conocimiento.
Las consecuencias de todo ello no son positivas. El triángulo del conocimiento formado por la educación, la investigación y la innovación es clave para impulsar el incremento de la productividad. Se puede afirmar sin exageración que la búsqueda continua del saber y los descubrimientos ha definido los valores, el alma y la identidad de Europa. Dicha búsqueda ha permitido que Europa compita con éxito en la escena mundial ofreciendo calidad frente a la mano de obra barata o la abundancia de recursos que otros ofrecen. "
El texto del artículo.
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