No he podido resistirme a comentarlo... Es que, hay que ver la que se ha montado en la blogosfera con la historia de Jorge Cortell. Concretamente con la controversia vertida sobre sus acreditaciones académicas.
Considerado inicialmente un destacado exponente de la lucha contra el statu quo de la industria discográfica y su anacrónico modelo de negocio, ha pasado de martir y víctima propiciatoria al habérsele prohibido la realización de una demostración en vivo de la utilización de la tecnología P2P para la descarga de contenidos protegidos por la actual legislación de derechos de autor, a sospechoso de "adornar" su currículo con algún título obtenido en un centro académico - Brantridge University (EE.UU.) - universidad difunta - considerado como un expendedor de títulos: Degree Mill.
El debate principal se ha desarrollado en Barrapunto, una comunidad muy activa de blogueros que han seguido con bastante atención los acontecimientos relacionados con las redes de intercambio paritario de ficheros (P2P). Entre esos acontecimientos, se ha seguido muy de cerca el órdago lanzado por Jorge en su momento, la posterior prohibición por parte del rector de la UPV - que lo llevó a la cafetería de la escuela - y su inesperado despido, que llegó a medios de cierta influencia en el mundillo, como son Boing Boing y Slashdot.
Un despido que ha comenzado generando todo tipo de muestras de apoyo, en la comunidad académica - fruto de lo cual se le ha invitado a repetir la conferencia en Madrid el próximo día 25 de mayo - y en la blogosfera en general, para provocar, sin solución de continuidad, la explosión del meme de la "difunta universidad de Bantridge" que nos ha llevado al actual "debate" en el que se han abordado cuestiones alejadas por completo de la conversación original acerca de la propiedad intelectual y los derechos de autor en la era digital.
Si de lo que se trata es de juzgar la capacidad de una persona para ejercer la labor de profesor universitario en términos del prestigio de las instituciones académicas en las que se haya formado, me parece ridículo. Máxime en el caso de un profesional que ya ha tenido la oportunidad de demostrar su valía. No habiendo sido alumno suyo, creo que la prueba del algodón sería conocer la opinión de los estudiantes que hayan pasado por la UPV y hayan tenido la oportunidad de participar en sus clases.
No conozco a Jorge personalmente y su historial académico me trae sin cuidado. Pero si puedo decir que su currículo es del todo intrascendente. Lo realmente importante son los argumentos que ha expuesto para sustentar su posición frente a la interpretación que esgrime la industria discográfica, los intermediarios para la gestión de los derechos de autor y según que representantes e instituciones políticas en su particular guerra por la criminalización de los usuarios de Internet.
No me atrevo a asegurar que esto responda a una campaña de desprestigio personal lanzada por algún tipo de institución malintencionada que pretenda "matar al mensajero" para acabar así con el mensaje. Resultaría también ridículo, puesto que ese mensaje es compartido por una comunidad activa de usuarios que se niegan a ser simples consumidores al final de una inexistente cadena. No debemos olvidar que con la cultura no se comercia; la cultura es de todos. Eso es lo verdaderamente importante, no lo que haya hecho Jorge con su vida, ni lo que tenga pensado hacer después de este episodio.
Actualización:
La conferencia en la Facultad de Informática de la UPM parece haberse desarrollado con la normalidad esperada. Lo cuenta Israel Herraiz, un investigador del GSYC de la URJC, en su blog, a donde llego a través de /.
Jorge ha publicado el material de su presentación (110 diapositivas en formato PDF) original de la UPV en su sitio web.
Considerado inicialmente un destacado exponente de la lucha contra el statu quo de la industria discográfica y su anacrónico modelo de negocio, ha pasado de martir y víctima propiciatoria al habérsele prohibido la realización de una demostración en vivo de la utilización de la tecnología P2P para la descarga de contenidos protegidos por la actual legislación de derechos de autor, a sospechoso de "adornar" su currículo con algún título obtenido en un centro académico - Brantridge University (EE.UU.) - universidad difunta - considerado como un expendedor de títulos: Degree Mill.
El debate principal se ha desarrollado en Barrapunto, una comunidad muy activa de blogueros que han seguido con bastante atención los acontecimientos relacionados con las redes de intercambio paritario de ficheros (P2P). Entre esos acontecimientos, se ha seguido muy de cerca el órdago lanzado por Jorge en su momento, la posterior prohibición por parte del rector de la UPV - que lo llevó a la cafetería de la escuela - y su inesperado despido, que llegó a medios de cierta influencia en el mundillo, como son Boing Boing y Slashdot.
Un despido que ha comenzado generando todo tipo de muestras de apoyo, en la comunidad académica - fruto de lo cual se le ha invitado a repetir la conferencia en Madrid el próximo día 25 de mayo - y en la blogosfera en general, para provocar, sin solución de continuidad, la explosión del meme de la "difunta universidad de Bantridge" que nos ha llevado al actual "debate" en el que se han abordado cuestiones alejadas por completo de la conversación original acerca de la propiedad intelectual y los derechos de autor en la era digital.
Si de lo que se trata es de juzgar la capacidad de una persona para ejercer la labor de profesor universitario en términos del prestigio de las instituciones académicas en las que se haya formado, me parece ridículo. Máxime en el caso de un profesional que ya ha tenido la oportunidad de demostrar su valía. No habiendo sido alumno suyo, creo que la prueba del algodón sería conocer la opinión de los estudiantes que hayan pasado por la UPV y hayan tenido la oportunidad de participar en sus clases.
No conozco a Jorge personalmente y su historial académico me trae sin cuidado. Pero si puedo decir que su currículo es del todo intrascendente. Lo realmente importante son los argumentos que ha expuesto para sustentar su posición frente a la interpretación que esgrime la industria discográfica, los intermediarios para la gestión de los derechos de autor y según que representantes e instituciones políticas en su particular guerra por la criminalización de los usuarios de Internet.
No me atrevo a asegurar que esto responda a una campaña de desprestigio personal lanzada por algún tipo de institución malintencionada que pretenda "matar al mensajero" para acabar así con el mensaje. Resultaría también ridículo, puesto que ese mensaje es compartido por una comunidad activa de usuarios que se niegan a ser simples consumidores al final de una inexistente cadena. No debemos olvidar que con la cultura no se comercia; la cultura es de todos. Eso es lo verdaderamente importante, no lo que haya hecho Jorge con su vida, ni lo que tenga pensado hacer después de este episodio.
Actualización:
La conferencia en la Facultad de Informática de la UPM parece haberse desarrollado con la normalidad esperada. Lo cuenta Israel Herraiz, un investigador del GSYC de la URJC, en su blog, a donde llego a través de /.
Jorge ha publicado el material de su presentación (110 diapositivas en formato PDF) original de la UPV en su sitio web.
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