lunes, julio 08, 2013

Eres (demasiado) predecible

Son las fechas; es lo que toca. Debemos exprimir los limitados recursos de una institución decadente como la Universidad para recuperar los modelos de un determinado tipo de arcanos, generalmente identificados con la educación y el aprendizaje, tales como la Academia -que creara Platón junto a un bosque sagrado donde se rendía culto al héroe Academo-, o el Jardín, creado por Epicuro.

Es así como, con la llegada de la canícula, los actuales "académicos", acompañados por algunos incondicionales y los responsables de marketing de diversas organizaciones empresariales, peregrinan cada año hacia lugares, tradicionalmente usados para el recogimiento de ciertas jerarquías -o sencillamente vistosos-, con el objeto de aunar el deleite de cuerpo y mente por unos días.

Es lo que popularmente se conoce como "Curso de Verano". Se trata de una institución que nacía en nuestro país a principios de los años treinta del pasado siglo, con la creación de una escisión de la Institución Libre de Enseñanza, la Universidad Internacional de Verano de Santander, que hoy se conoce como Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Predictibilidad, Usuarios y Privacidad

A pesar de que las circunstancias han provocado la suspensión de otros cursos, este año, una vez más, la Cátedra Orange de la UPM vuelve a convocarnos en La Granja de San Ildefonso para poner sobre la mesa el debate, inagotable, de la privacidad de unos internautas cada vez más "expuestos" en las redes sociales; y más conscientes de la "rastreabilidad" de sus acciones en las mismas, gracias a la variedad y el volumen crecientes de los datos relacionados con las mismas.

Será los días 17 y 18 de julio. Contaremos con la presencia de representantes de la Universidad, de la Empresa, de instituciones como la Dirección General de la Policía Nacional, de Google o de Tuenti; y podremos aprender cómo se puede sacar partido de los datos de nuestra "anónima" navegación, tanto para convertir  a nuestras ciudades en organismos más inteligentes, como para hacernos sentir la realidad de un universo aparentemente virtual en el que somos (demasiado) predecibles.

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