Ya sospechábamos que la tecnología nos estaba volviendo un poco más estúpidos; pero ahora disponemos de los datos revelados por uno de esos estudios "científicos" que aparecen de cuando en cuando. En esta ocasión se trata de un estudio encargado por HP en el Reino Unido del que se hace eco BBC News. El estudio constaba de una encuesta, llevada a cabo por TNS Research y un estudio clínico a cargo del doctor Glenn Wilson, un psiquiatra del King's College en la London University.
En la encuesta, realizada sobre 1.100 personas, se pudo observar que:
En la encuesta, realizada sobre 1.100 personas, se pudo observar que:
- Dos tercios de los encuestados, leen el correo electrónico fuera de su horario de trabajo o cuando están de vacaciones.
- La mitad de los trabajadores responden un mensaje de correo electrónico dentro de un plazo no superior a los sesenta minutos desde su recepción.
- Uno de cada cinco interrumpirá un compromiso social o laboral para responder un mensaje de correo electrónico.
- Nueve de cada diez personas consideraban de mala educación responder mensajes de correo en el transcurso de una reunión cara a cara; mientras que tres de cada diez lo consideraban no sólo aceptable, sino que lo veían como un signo de diligencia y eficiencia.
El doctor Willson por su parte, llevó a cabo en el Instituto de Psiquiatría del King's College, ochenta pruebas clínicas sobre otros tantos voluntarios, monitorizando su coeficiente de inteligencia (CI) durante la jornada laboral. Los resultados mostraban que los trabajadores que trataban de gestionar sus mensajes mientras trabajaban, mostraban caidas de diez puntos en su CI, lo cual es el equivalente a perder una noche de sueño y más del doble de los cuatro puntos que se han obsevado tras fumar marihuana.
El término - infomania - hace referencia a una dependencia obsesiva de la información, propia de esta era de conexión permanente que nos ha convertido en verdaderos yonkis de la red. En el caso del estudio de HP se refiere a la adicción que provocan el correo electrónico en particular y los servicios de mensajería en general, en el ámbito laboral.
Esa obsesión compulsiva puede asimilarse muy bien para describir las patologías provocadas por la infoxicación de esta era y las nuevas herramientas para el consumo de información; estoy pensando en mi Bloglines y lo peligrosamente que me acerco a las cien fuentes suscritas.
En cuanto al origen del término, sólo encuentro una referencia a un artículo de Tom Carson en NYT a finales de 2004, en el que hablaba de la proliferación de telebasura en forma de late-night-show en una era infomaníaca - infomanic age. De hecho, no hay artículo para ese término en Wikipedia. Sí me lo encuentro en un diccionario de neologismos, definido como "un hambre insaciable de conocimiento".
Una paradoja que me encuentro en un trabajo sobre realidad virtual,
"Ours is a culture of distraction and "infomania". With the advent of computers we now have information overload. We have little idea as to what information is important and what is rubbish. We have more word processed documents, more spreadsheets, more computer-generated glossy brochures, more computerized statements, piles of word-processed reports, not to mention the hundreds of junk mail emails and voice mails. The language mechanics and word choices in these reports and messages reflect the state of the English language - manic, frenetic, and garbled. We, for some reason, think that more is better, and we fail to realize that much of this information lacks a context; therefore, it lacks significance. Everything that we word- process is automatically turned into computer language: the code of 0 or 1, off or on, no flow of electricity or the flow of electricity. All information is necessarily flattened or leveled by this process. How can there be significant information when it is fundamentally all treated in the same manner?as a combination of zeroes and ones? Information becomes "knowledge bits" - easier to store, retrieve, and manipulate, but lacking an obvious context. In order for language to be significant, the words must resonate within us; and this means we must have the time to read, reflect and question. This is exactly what we lack?the time to get through all the information that just keeps pouring in. Infomania erodes our capacity to recognize significance, and with this comes a sense of disconnectedness.
Pues eso, que vivimos en un mundo inundado por información donde predomina una cultura de la distracción y en el que la economía de la atención se impone. Lo paradíjico es que un modelo basado en la conexión y el "always-on" acabe produciendo esa sensación de desconexión. Ahora estoy muy empanado, con un par de ventanas del MSN Messenger a tope, así que lo pensaré más despacito.
Actualización: En el sitio de HP puedes consultar la guía para evitar la infomanía.
El término - infomania - hace referencia a una dependencia obsesiva de la información, propia de esta era de conexión permanente que nos ha convertido en verdaderos yonkis de la red. En el caso del estudio de HP se refiere a la adicción que provocan el correo electrónico en particular y los servicios de mensajería en general, en el ámbito laboral.
Esa obsesión compulsiva puede asimilarse muy bien para describir las patologías provocadas por la infoxicación de esta era y las nuevas herramientas para el consumo de información; estoy pensando en mi Bloglines y lo peligrosamente que me acerco a las cien fuentes suscritas.
En cuanto al origen del término, sólo encuentro una referencia a un artículo de Tom Carson en NYT a finales de 2004, en el que hablaba de la proliferación de telebasura en forma de late-night-show en una era infomaníaca - infomanic age. De hecho, no hay artículo para ese término en Wikipedia. Sí me lo encuentro en un diccionario de neologismos, definido como "un hambre insaciable de conocimiento".
Una paradoja que me encuentro en un trabajo sobre realidad virtual,
"Ours is a culture of distraction and "infomania". With the advent of computers we now have information overload. We have little idea as to what information is important and what is rubbish. We have more word processed documents, more spreadsheets, more computer-generated glossy brochures, more computerized statements, piles of word-processed reports, not to mention the hundreds of junk mail emails and voice mails. The language mechanics and word choices in these reports and messages reflect the state of the English language - manic, frenetic, and garbled. We, for some reason, think that more is better, and we fail to realize that much of this information lacks a context; therefore, it lacks significance. Everything that we word- process is automatically turned into computer language: the code of 0 or 1, off or on, no flow of electricity or the flow of electricity. All information is necessarily flattened or leveled by this process. How can there be significant information when it is fundamentally all treated in the same manner?as a combination of zeroes and ones? Information becomes "knowledge bits" - easier to store, retrieve, and manipulate, but lacking an obvious context. In order for language to be significant, the words must resonate within us; and this means we must have the time to read, reflect and question. This is exactly what we lack?the time to get through all the information that just keeps pouring in. Infomania erodes our capacity to recognize significance, and with this comes a sense of disconnectedness.
Pues eso, que vivimos en un mundo inundado por información donde predomina una cultura de la distracción y en el que la economía de la atención se impone. Lo paradíjico es que un modelo basado en la conexión y el "always-on" acabe produciendo esa sensación de desconexión. Ahora estoy muy empanado, con un par de ventanas del MSN Messenger a tope, así que lo pensaré más despacito.
Actualización: En el sitio de HP puedes consultar la guía para evitar la infomanía.
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