lunes, junio 09, 2014

En España, en el sector de las startups, está todo por hacer


La experiencia empresarial desde el emprendimiento de base tecnológica -representada en la mesa ya sea en primera persona por Herme García o también en tercera persona por Arístides Senra, al frente de actúaUPM-, y la reflexión institucional desde la óptica del intraemprendizaje -con el acento de la “administración deliberativa” y la innovación democrática, participativa, propugnada por Marta de Miguel y Estefanía Serrano-, se han dado cita en la mesa redonda organizada por el grupo de trabajo sobre “Innovación y Emprendimiento” de IGF Spain para emitir un completo diagnóstico sobre la actividad emprendedora en Internet.

Desarrollando el debate a lo largo de dos ejes, tecnología y personas, experiencias basadas en la innovación abierta y la cultura del prototipado -como son las que representaban en la mesa el Open Urban Lab de Zaragoza o la plataforma Goteo de crowdfunding-, aportaban la dimensión fundamental de la “innovación social”, haciendo ciudad en el primero de los casos o construyendo un ecosistema abierto para la financiación empresarial en el segundo de los casos.

“El emprendimiento es algo más grande que una salida de emergencia” afirmaba Marta de Miguel; y es que, más allá del autoempleo al que obligan determinadas circunstancias socioeconómicas, sigue siendo patente la necesidad de forjar una actitud “innovadora, emprendedora” a todos los niveles, en todos los ámbitos, sociales o institucionales. “Reinventarse para realizarse” como convicción, en palabras de Jaime Estévez, al frente de Agora News.

La misma Universidad que ha visto mermar su rol social -a la vez que se pone en duda su capacidad para formar esa necesaria actitud-, es la institución que promueve iniciativas como la de “actúaUPM” que, según los datos expuestos por Arístides Senra (al frente de la misma), puede acreditar a lo largo de sus más de diez años de vida la creación de 155 empresas, la captación de más de 33 millones de euros o la evaluación de más de 2.500 ideas de negocio.

De los tres ejes básicos sobre los que se desarrolla la actividad emprendedora -Innovación, Inversión e Internacionalización-, es el segundo de ellos el que se muestra más “crítico” a la hora de desarrollar un verdadero ecosistema emprendedor en nuestro país.

Más allá de los tópicos asociados al fracaso empresarial o la innovación adelantada a su tiempo, la falta de cultura inversora o empresarial -evidenciada por la aplastante contundencia de la experiencia de Herme García al frente de Peoplecall-, de cierto tipo de “jóvenes” emprendedores que aspiran a ser los “CEO de su blog” o el protagonismo claro del micromecenazgo frente a un incipiente ‘equity funding’ en el ámbito del crowdfunding -avalado por los datos que aportaba Enric Senabre-, respaldaban la afirmación de que “en España, en el sector de las startups, está todo por hacer” realizada por Arístides Senra.

Un escueto pero consistente “emprende local, innova global” podría sintetizar, por un lado la relevancia de la internacionalización en una actividad empresarial acelerada por un escenario sociotécnico dominado por Internet; y por otro lado la necesidad de pensar en la importancia del espacio, del lugar, en el que se emprende, en el que se innova.

Estos dos aspectos se combinaban en el debate para destacar lo sustancial que resulta aprender a “emprender con otros”, así como a “colaborar para competir mejor”; de la misma manera que en la realidad del gobierno abierto lo hacen para promover incubadoras como el Open Urban Lab, que incluyen espacios físicos de coworking o incluso nuevos elementos de financiación y de gobernanza basados en el crowdfunding sobre los que reflexionaba Daniel Sarasa.

El poder transformador de los medios para la información, la relación y la comunicación en general o las redes sociales en particular, así como su papel relevante en la introducción efectiva del intraemprendizaje en la dinámica propia de las organizaciones institucionales ilustra muy claramente la naturaleza compleja de los procesos de innovación.

Como conclusión fundamental podemos afirmar que si queremos trascender la “simple” -léase simplista-, innovación tecnológica y construir para la innovación social plena es necesario contemplar aspectos organizativos, individuales y técnicos en compleja interrelación.

Estando todo por hacer en este sector, en el de las iniciativas empresariales de base tecnológica, podemos afirmar sin miedo que nos encontramos ante uno de los sectores de actividad más prometedores, así como uno de los más representativos, de una realidad socioeconómica que debe partir de la convicción de que emprender es algo más que “una salida de emergencia”.

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