Hoy, continuaba el ciclo de conferencia magistrales de Nathan Rosenberg, organizado por la Fundación BBVA y que comenzaba ayer. Después de hablar de las universidades emprendedoras americanas, tocaba responder la cuestión "¿Por qué las empresas pequeñas?" ¿Por qué son tan importantes y tienen tanta relevancia, de cara a la diferencia cualitativa en la competitividad de la economía de EE.UU., con respecto a la Europa continental?
Lo mismo que ayer la tesis sobre la que giró la conferencia era la superior capacidad de respuesta de la Universidad de EE.UU. a las demandas de un entorno cambiante, hoy se trataba de argumentar sobre cómo una serie de características "inesperadas" de las empresas pequeñas resultaban en una relevancia económica insospechada de las mismas.
Y la característica clave, es el liderazgo que ostenta la empresa pequeña en la comercialización de los avances e invenciones que resultan de la investigación en los sectores de alta tecnología, HiTech, especialmente infotecnología, biotecnología e industria farmaceutica.
Como puntualización hay que decir que, aunque se habló durante toda la sesión acerca de la pequeña empresa, el concepto de SMB - Small- and Medium-sized Business - que se maneja en EE.UU. difiere bastante del que utilizamos en Europa o del de PYME al que estamos habituados aquí en España. En cualquier caso, a lo largo de su intervención, el profesor Rosenberg se refirió fundamentalmente a las start-up norteamericanas en sectores tecnológicos de alto riesgo. Como era de esperar, entre los asistentes surgió cierta desazón, ante la utilización que, sin ortodoxia alguna, realizara el ponente de términos como spin-off, spill-over o drop-out. Una falta de ortodoxia que, por otra parte, ha estado presente desde la propia concepción de esos términos, que se ampara en el pragmatismo sin medida de los anglosajones del otro lado del charco.
Toda la argumentación de Rosenberg estaba sustentada por casos históricos bien conocidos. Su exposición comenzaba con un repaso de algunos argumentos bien conocidos en lo referente al tamaño como factor competitivo y su relación con la capacidad de innovación de las empresas. Arrancaba con Marx - bigger is better - para exponer luego alguna de las ideas de Schumpeter al respecto de la institucionalización de la innovación en la gran empresa y lo que la "rutinización" de los procesos significaba en términos de una merma para la capacidad emprendedora de las organizaciones - ideas que aparecían en la que está considerada como su obra más destacada en inglés, "Capitalism, Socialism, and Democracy".
Su razonamiento nos llevó hacia la relación de las pequeñas start-up con las universidades emprendedoras de que habló en su primera conferencia. Aquí introdujo, como característica clave de esos pequeños proyectos empresariales, su capacidad para explotar los resultados de las grandes inversiones en investigación que hace la Universidad. Un hecho que ilustraba con una tabla cómo el sector biotecnológico de EE.UU. había mantenido un liderazgo incontestable entre 1978-1993, frente a Europa y Japón, gracias, sobre todo, a las pequeñas empresas o start-up que florecían en el ecosistema de los centros universitarios, siendo responsables de un porcentaje de entre un 40% - 45% de la actividad en ingeniería genética (medida en número de patentes).
Es aquí, donde el profesor Rosenberg se pregunta ¿Por qué son tan importantes las empresas pequeñas en la economía de EE.UU.? Y su respuesta, "fundamentalmente, porque existen las grandes corporaciones" le da pié para glosar las características de la dinámica del entorno empresarial en EE.UU.
Una característica importante, derivada del gran poder que ostentas las grandes empresas en EE.UU., es el sistema de defensa de la competencia - la Antitrust Act en particular, propuesta por el senador Sherman y aprobada en 1890, para ser modificada en 1914 a propuesta de Clayton - y una política federal en general, que se preocupa mucho de que esas corporaciones no levanten barreras de entrada insalvables para los nuevos entrantes, particularmente en sectores como los de HiTech. No pudo evitar pasar sobre el histórico caso de AT&T que terminara con el desmembramiento de Ma Bell y la creación de las Baby Bell a principios de los años 1980; las causas contra la estrategia de empaquetamiento de productos de Microsoft Corp. o de IBM, fueron otros ejemplos históricos. Otra práctica política relevante en EE.UU. fue el establecimiento de una práctica más liberal en la concesión de licencias para la explotación de patentes, determinante en el desarrollo de la industria de semiconductores. Unas patentes que, buscando una mayor eficiencia en la actividad "inventiva", se agregaban en forma de "patent pools", a modo de recursos que son gestionados por las oficinas de transferencia tecnológica de los centros [universitarios] de investigación.
Con un modelo, como el que dibujaba el ponente, que gira en torno a unos centros universitarios ágiles con gran capacidad para invertir en investigación, alrededor de los cuales se crea un ecosistema de pequeñas start-up, que pueden aprovechar al máximo los resultados de los esfuerzos de I+D para introducir innovaciones en los mercados de alta tecnología, amparadas por una regulación basada en la defensa de la competencia, el siguiente paso era buscar una explicación a la rápida difusión de las capacidades y conocimientos que en esas tecnologías pujantes, parecen demostrar una multitud de start-up norteamericanas que en los últimos cincuenta años se han convertido en los nuevos gigantes corporativos. Esa explicación venía de la mano de la política de subcontratación y externalización seguida por el DoD - Department of Defense - norteamericano durante la guerra fría, buscando la diversificación del riesgo, evitando la dependencia de grandes proveedores en una situación de guerra virtual.
Una vez centrados en las [empresas] tecnológicas, establecidas las características del sistema que convertían a las start-up en empresas innovadoras, abordábamos la cuestión de ¿por qué se producen tantos fracasos en la gran empresa a la hora de comercializar los resultados de sus inversiones en investigación? Para ello, el profesor nos exponía el paradigmático caso de Xerox y su PARC - Palo Alto Research Center - un centro del que han salido muchas de las invenciones que, otras empresas - pequeñas en su momento - han convertido en las innovaciones que pueblan nuestra tecnificada existencia, como el ratón, la Ethernet, la impresora laser, la interfaz gráfica de usuario (GUI) y tantos otros.
Con la lectura de parte de un artículo de Gorgon Moore, donde hablaba de la menor aversión al riesgo de las start-up y su agilidad para enfocarse en objetivos mucho más específicos - micro-focus - detectando oportunidades que pasan desapercibidas para las grandes empresas como principales razones para explicar por qué eran aquellas mejores innovando sobre las invenciones de las grandes, el profesor Rosenberg exponían varias respuestas clásicas a la cuestión de los fracasos de la gran empresa para tansformar las invenciones, las buenas ideas, en innovaciones, que alcanzaran el mercado con éxito: las incertidumbres en los procesos de innovación y sus efectos sobre el cálculo de los retornos de la inversión, la burocracia y las rigideces que surgen de la inercia corporativa, la especialización excesiva - en relación con el modelo de equilibrio de Arrow-Debreu - la sobrecarga administrativa asociada a los procesos de innovación de la gran empresa, la aversión al riesgo expresada por los stakeholders, las diferencias intersectoriales profundas en las tecnológicas...
Como conclusión, en el sector de las tecnológicas en EE.UU. se ha creado una relación simbiótica, un ecosistema donde las grandes y las pequeñas empresas son necesarias para su sostenibilidad a largo plazo. El dinamismo de las pequeñas start-up mantiene un flujo de innovaciones en el mercado, que somete a presión competitiva a las grandes, cuya capacidad para invertir en investigación es la fuerza que empuja invenciones hacia los pools de recursos que gestionan los propios centros académicos, garantizando la eficiencia del sistema de innovación.
Pero como todos estaréis pensando, falta un elemento, la financiación. Efectivamente, ahí reside otra característica fundamental del sistema de EE.UU. Las empresas de capital riesgo, sobre las que glosó el ponente el resto de la noche, exponiéndolas como innovación en sí mismas, una innovación institucionalizada, que aporta a EE.UU. una ventaja competitiva clara respecto a Europa. En su discurso, Rosenberg dejó muy clarito qué eran y qué no eran las firmas de capital riesgo - VC firms o Venture Capitalists.
"VC do not lend money [...] they provide equity capital [...] and adquire property rights", decía Nathan Rosenberg. Seleccionan a la gente con el talento y las capacidades necesarias para dirigir los proyectos seleccionados, se involucran en la toma de decisiones y ayudan con su presencia en los órganos de gobierno corporativo, a mantener el contacto con los actores más influyentes del sector. Enseñan, en resumen, a las start-up a sobrevivir en un entorno hostil donde la competencia es intensiva, como son los sectores donde se mueven las tecnológicas. Se diferencian de los Business Angels, básicamente porque éstos actúan en las etapas más tempranas de las innovaciones, invirtiendo en ideas o proyectos nacientes, mientras que aquéllas se preocupan de productos más tangibles (prototipos) con posibilidades también tangibles y mensurables; un matiz que aclaraba el ponente en respuesta a una de las preguntas de los asistentes. [Referencia: un excelente trabajo, publicado por la Stockholm School of Entrepreneurship, dedicado a explicar de forma más detallada esas diferencias]
Rosenberg hizo un repaso por la historia y los hitos en la aparición de este tipo de negocios financieros en EE.UU. Habló de la Small Business Investment Companies Act de 1958, de la aparición de las empresas de capital riesgo como tales a finales de los 1970, el pago a los directivos de los proyectos empresariales en los que participaban en función de su rendimiento, la entrada de los fondos de pensiones en las tecnológicas, en 1979, o la introducción del pago con stock-options, en 1981.
Ya sólo le quedaba al ponente introducir a estos agentes en su modelo, para mostrarnos el conjunto. Un ecosistema donde, la investigación universitaria y la innovación industrial, mantienen una relación simbiótica creando un entorno propicio, donde se conforman redes de innovación, sustentadas por un modelo de financiación para los proyectos emprendedores que surge de como otra innovación del propio sistema, el capital riesgo.
La sesión de preguntas, los asistentes planteaban cuestiones un tanto peregrinas, acerca de temas tan diversos como podían ser, sus dudas terminológicas, la deslocalización y la pujancia de China e India como potencias económicas o las eventuales medidas regulatorias para la protección de los fondos de pensiones, ante una deficiente gestión del riesgo, asociada a la participación en valores tecnológicos (HiTech). Rosenberg mostró su conocimiento del sistema regulatorio norteamericano, dando datos concretos (Máximo de un 10% de la cartera en HiTech) y se mostró muy satisfecho por la incorporación de los gigantes asiáticos a la economía global. No diluyó las dudas terminológicas de los asistentes - start-up o spin-off - ilustrando el pragmatismo del que hablaba más arriba.
Dos preguntas que me parecieron destacables. Una, ¿Qué pasa con el 90% largo de proyectos empresariales de start-up, que no pasan el proceso de screening, de los empresas de capital riesgo, instaladas, tal como señalaba en conferenciante, en el propio entorno - incluso físico - de los centros universitarios?. La respuesta de Rosenberg:"They don't survive: it's what competition is all about". Un intercambio que ponía de manifiesto dos mentalidades tradicionalmente contrapuestas, la vieja Europa y el papel protector de un Estado paternalista, frente a el pujante sistema de mercados de EE.UU. y la implacable ley del libre mercado y la competitividad empresarial.
La otra cuestión tocaba un aspecto interesante de la innovación sobre el que se ha escrito mucho. La especialización y la diversidad dentro de la gran empresa, como factores determinantes en el buen funcionamiento de los procesos de innovación. El ponente se limitó a darse por enterado y a citar el ejemplo de HP, un gigante que emplea estrategias de salida pactada con ciertos directivos clave, para sacar adelante proyectos de innovación, es decir, hace que un empleado, con un gran conocimiento de un sector muy especializado, salga de la compañía y monte una start-up volcada en el desarrollo de una innovación concreta, estableciéndose en el mercado como proveedor de HP.
Y un dato, procedente de los estudios de la OCDE, que ya había repetido en la primera jornada, en Europa cuesta doce veces más tiempo y cuatro veces más dinero montar una empresa, que en EE.UU. y eso, es una diferencia muy notable entre ambos sistemas, en términos de capacidad emprendedora, con lo que ello significa para la economía en su conjunto.
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